Joel Ortiz Rivera El Nuevo Dia Lo que signifique la palabra ‘soberanía’ para Aníbal Acevedo Vilá tendría que ser discutido profundamente antes de que se pueda determinar el grado de compromiso que recibiría de parte de los sectores independentistas no afiliados.
Eso podría resumir el parecer del copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, Héctor Pesquera, al preguntársele ayer sobre la iniciativa del presidente del Partido Popular Democrático de reunirse alrededor de la Isla para discutir el propuesto nuevo rumbo soberanista que habría de tomar la colectividad.
Para Pesquera, la definición tendría que contener tres puntos mínimos: no puede haber una constitución de otro país sobre la nuestra; no puede existir otro sistema judicial sobre el puertorriqueño; y el acuerdo debe incluir la libertad para hacer tratos comerciales.
“En una relación de asociación se pueden negociar cosas como la ciudadanía y el uso de la moneda”, dijo el médico de profesión al explicar los puntos. “Lo que no es negociable es que en Puerto Rico manden otros dentro de una relación de soberanía”.
Aunque habló desde un punto de vista personal, Pesquera informó que la colectividad que codirige ya realiza ese tipo de análisis sobre lo que sería aceptable como parte de una relación de “soberanía digna” y que algunos miembros se han reunido con líderes del PPD, pero que no ha habido ningún tipo de acercamiento de índole electoral.
Por su parte, el analista y abogado estadista Carlos Díaz Olivo opinó que la estrategia electoral que el PPD usa para ampliar su base se inclina más hacia los sectores de centro-izquierda, como los nacionalistas e independentistas, que hacia la derecha, como podrían ser los estadistas no afiliados.
Este vio la línea soberanista como una de regreso a los inicios del PPD, cuando Luis Muñoz Marín aún abogaba por la independencia y la colectividad tenía ideas más liberales.
Destacó que el PPD se convirtió a través de las décadas en otro partido pro americano parecido al PNP, y que incluso en la década de los 50 persiguió a los independentistas y en los 60 se tornó en sumamente derechista.