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jueves, 13 de noviembre de 2008

Gelpí revoloteó el avispero político

Image and video hosting by TinyPic El Nuevo Dia José A. Delgado La opinión del juez federal de San Juan Gustavo Gelpí, en el sentido de que Puerto Rico ya es un territorio incorporado, revoloteó el avíspero político y, en cierta medida, ha sentado las bases de lo que será el debate previo a la consideración de vacantes en el Tribunal Supremo puertorriqueño. Para el gobernador electo, Luis Fortuño la construcción que hizo el Tribunal Supremo de Estados Unidos en los "casos insulares" sobre lo que son territorios incorporados -los que se encaminan a la estadidad- y no incorporados -como desde principios del siglo pasado se describió el status de Puerto Rico-, es una "ficción jurídica". Aunque advirtió que hasta ayer en la tarde no se había leído los argumentos de Gelpí, Fortuño indicó que la misma doctrina de los "casos insulares" se utilizó para defender la política segregacionista de "separados, pero iguales". La opinión de Gelpí - emitida el 10 de octubre pero sometida oficialmente el pasado lunes-, no constituye un dictamen final y no necesariamente será el fundamento de la controversia sobre el programa Medicaid que tiene ante su consideración. Según el juez federal, por sus acciones legislativas – aunque no lo haya expresado directamente-, el Congreso, de facto, ha incorporado a la Isla. Pero, tanto el presidente ejecutivo del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Fernando Martín, como el representante popular Luis Vega Ramos criticaron que Gelpí eludiera tomar en cuenta que el Supremo federal estableció en el caso "Balzac versus Puerto Rico" (1922) que la incorporación de un territorio tiene que ser un "acto explícito" del Congreso. "El juez Gelpí quisiera ahorrarle al PNP el paso de la incorporación – que también implica el pago de impuestos federales antes de alcanzar los poderes de la estadidad-, al que se oponen muchos estadistas", dijo Vega Ramos, reelegido por el Partido Popular Democrático (PPD). "Desde mi punto de vista la incorporación no es necesaria para conseguir la estadidad", dijo, por su parte, el comisionado residente electo, Pedro Pierluisi, quien evitó opinar si considera a Puerto Rico un territorio incorporado, como dice Gelpí, o no incorporado, como establece la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos. Al expresar su júbilo por la opinión de Gelpí, el director del grupo Misión Estadista, Henry Neumann, fue más lejos y en una entrevista radial en San Juan advirtió que el gobierno de Fortuño va a tener ahora la oportunidad de nombrar a por lo menos tres jueces del Tribunal Supremo boricua "de nuestra ideología". Para Martín, el activismo ideológico de los jueces no es nada nuevo en Puerto Rico. "Los PNP son los estudiantes más aprovechados del PPD", indicó el dirigente del PIP. Pero, Vega Ramos afirmó que las expresiones de Gelpí y los comentarios de Neumann le parecen un anticipo de que el PNP se propone no sólo designar jueces de su tendencia ideológica, sino cambiar las reglas de juego en torno al status. Un ejemplo, dijo, pudiera ser la eliminación de la alternativa de "ninguna de las anteriores" que el Tribunal Supremo de Puerto Rico creó en el plebiscito local de 1998 para los electores que no están de acuerdo con las definiciones de status que pueda establecer la Legislatura puertorriqueña. En 1998, el PPD utilizó la columna "ninguna de las anteriores" para escapar de una definición "colonial" del ELA y una libre asociación que como institución han rechazado. Y el PNP pudiera convocar en la segunda mitad del próximo cuatrienio, si fracasan sus próximas gestiones en Washington, a un nuevo plebiscito local sobre el status político de la Isla. Fortuño, mientras, rechazó ayer que la ideología vaya a ser el factor que "determine" a quien nombrará al Tribunal Supremo de Puerto Rico. Cuando le toque analizar las vacantes en el Tribunal Supremo de Puerto Rico, que pueden ser por lo menos tres durante el próximo cuatrienio, lo primordial -dijo- será la excelencia profesional del candidato. Si tuviera la oportunidad de llenar tres vacantes, Fortuño pudiera conseguir que, por vez primera, los jueces "estadistas" sean una mayoría (4-3) en el máximo foro judicial boricua. Con esa nueva mayoría, a su vez, el Tribunal Supremo pudiera decidir internamente aumentar de 7 a 9 el total de jueces, lo que le daría la oportunidad a Fortuño de seleccionar otros dos miembros del foro judicial. Y entonces sí que por buen tiempo habría en el Tribunal Supremo de Puerto Rico una clara mayoría de jueces que han sido designados por gobiernos del PNP.

El estado hispano

Image and video hosting by TinyPic El Vocero Juan M. García Passalacqua 13 de noviembre de 2008 Las elecciones del 2008 tienen un solo enorme significado para nosotros. El presidente electo Barack Obama ha prometido que resolverá el status colonial de Puerto Rico en su primer término entre 2009 y 2012. Mi entrañable amigo Maurice Ferré presagió en este espacio el 8 de noviembre que lo hará en el contexto de unos Estados Unidos post-étnicos. Difiero. Aun con el apoyo del nuevo presidente, su Congreso no querrá admitir una nación cultural hispana distinta dentro de la nación cultural que existirá en Casa Blanca, pero no en el Congreso. ¿Qué vendrá? En El Vocero advertí desde el 7 de junio de 2007 que el país no querría más colonialistas ningunistas como Aníbal Acevedo Vilá. El 29 de noviembre advertí la caída moral del Partido Popular de un bate a un alacrán. El 5 de junio, analizando la primaria presidencial estadounidense, advertí que una parte del electorado popular aquí estaba en tránsito hacia el anexionismo. Mis percepciones han sido confirmadas por el electorado. Advierto otra vez. Me tengo que remontar a la primavera de 1976, hace tres décadas. En aquel momento, convencido de que todo esfuerzo aquí en la colonia era inútil, decidí insertarme en la política presidencial estadounidense, respaldando al entonces gobernador de Georgia, Jimmy Carter. Al conocerlo en Pensilvania, me pidió le preparase un memorando detallado sobre la relación de Puerto Rico con Estados Unidos y lo hiciese llegar a sus oficinas de campaña en Atlanta. Treinta y dos años después, lo he escarbado de mis archivos. Le dejé saber a Carter en aquel memorando en inglés, que llegaría el día en que ellos tendrían que optar entre el Estado Hispano y la República. Tres décadas después, luego de las elecciones de 2008, ese escoger es lo que vendrá. Publiqué la primera mitad del memorando en el diario en inglés ya difunto San Juan Star en una serie de cinco columnas entre el 23 de abril y el 8 de mayo de 1976. Luego de electo Jimmy Carter, y que el Presidente me nombrase miembro del Grupo Asesor Hispano del Secretario de Estado Cyrus Vance, publiqué el resto en el mismo diario en otra serie de extensas siete columnas entre el 21 de febrero de 1977 y el 31 de julio de 1978. Hoy las revivo aquí. En la primera parte del memorando para una política pública estadounidense examiné la situación de “Puerto Rico y el Mundo”, “Puerto Rico y el Hemisferio”, “Puerto Rico y Cuba”, “El futuro de Puerto Rico” y finalicé con “Una política estadounidense sobre Puerto Rico”. Fue, sin embargo, la segunda parte la que recibió mayor atención del presidente Jimmy Carter. Su único tema fue “El estado hispano o la república”. Y ahí estamos, treinta años después. Un mes después de electo Jimmy Carter, llamé a su atención la diferencia entre Gerald Ford y Jimmy Carter. Ford quería imponer (por razones sobre Cuba de seguridad nacional estadounidense a sugerencia de su asesor Brent Scowcroft), la estadidad a Puerto Rico. Pero Carter hizo claro, siguiendo las sugerencias de mi memorando, que “una garantía contra la asimilación cultural es esencial a cualquier relación futura entre Puerto Rico y Estados Unidos”. Contra Jimmy Carter en Puerto Rico (conocida en privado la posición del Presidente desde febrero de 1977) el entonces gobernador Carlos Romero Barceló anunció que “combatiré las amenazas de bombas y violencia extremista y separatista contra la estadidad”, y optó por un anexionismo asimilista. Romero inició una campaña secreta para disuadir a Carter de su posición de respeto a la nacionalidad del pueblo de Puerto Rico, que culminó diecisiete meses después con los asesinatos en el cerro Maravilla en 1978. Romero quiso evitar que la República Asociada fuese la cuarta alternativa en la Proclama Presidencial emitida por Jimmy Carter el 25 de julio de 1978. Unicamente el columnista estadounidense James Reston encendió desde entonces la implicación de una solicitud de admisión como estado por parte del pueblo hispanohablante de Puerto Rico. Reston advirtió que la cuestión de la estadidad para Puerto Rico levanta el issue de ¿qué clase de América desean los americanos con relación a estos hispanos en su seno? Treinta años después, esa es ahora, otra vez, la cuestión. ¿Cabemos como nación o no cabemos? No creo. Mientras actuaba en secreto contra lo que él mismo decía públicamente, Romero se resignó luego de la inauguración de Jimmy Carter el 20 de enero y le dijo al New York Times el 25 de enero de 1977: “Yo no concibo la estadidad sin retener nuestra cultura. Yo no sería estadista si Puerto Rico tuviese que americanizarse para hacerse estado. De ser así, yo favorecería la independencia”. Lo llevé a la atención de Carter, pero Romero respondió escribiéndole a Carter pidiéndole el nombramiento de una “comisión de estudio de los efectos de la estadidad y de un referéndum sobre estadidad”. Convencimos a Jimmy Carter que le respondiese que no, y que en vez emitiera una Proclama Presidencial de Futuros Alternos que incluyese cuatro (sí, 4) alternativas: estadidad, independencia, estadolibrismo o república asociada. El 25 de julio, para evitar cualquier acción que tratase de impedirla, la Casa Blanca me instruyó a que me presentase en el templete para leer la proclama si el Gobernador no la leía. El secretario de Estado, Reinaldo Paniagua, cumplió llevándome al templete en su auto y prometiendo que la leería él. Pero Romero jugó su última carta anunciando la muerte de lo que llamó “terroristas” en el cerro Maravilla. ¿Y ahora, tres décadas después? Se me ha autorizado a citar al presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama: “Estados Unidos está listo para tener otro estado con trasfondo multicultural… sobre todo viniendo de mí que tengo un trasfondo multicultural”. Obama dijo multi, no dijo post, Maurice. El estado hispano es posible. Pero. ¿Y si el congreso de ellos no admite un estado hispano entre 2009 y 2010? Yo lo planteé junto a ti hace 30 años a Jimmy Carter. Si no admiten nuestra nación, deben disponer del territorio colonial que perdió las elecciones del 2008. Y el presidente Barack Obama debe declarar la República de Puerto Rico el 23 de septiembre de 2010. A Obama le digo que cumplirá así su palabra, señor Presidente.