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viernes, 5 de marzo de 2010

El ELA mejorado es un cuento

Por Pedro R. Pierluisi para El Vocero El problema del estatus de Puerto Rico ha permeado nuestra discusión pública desde el mismo momento en que pasamos a ser parte de los Estados Unidos hace más de 111 años. Y desde que aprobamos, como pueblo, la Constitución de Puerto Rico, hemos estado hablando de cambiar nuestro estatus y de buscarle una solución permanente. Hoy por hoy, podemos decir que en lo único que hay consenso es en que el problema no está resuelto. En eso, los estadistas y los independentistas siempre hemos estado claros. Pero es el liderato estadolibrista quien constantemente entra en contradicciones y cambio de posiciones en cuanto a la posible solución de este centenario problema. Sin embargo, las más recientes declaraciones de los líderes de las distintas facciones dentro del Partido Popular Democrático demuestran que hay inconformidad con nuestra condición política actual. El presidente de la colectividad dijo que “hasta aquí nos trajo Don Luis Muñoz Marín,” al referirse a la necesidad de hacer un nuevo proyecto de estatus. Y aunque ahora los líderes del PPD se retractan de lo que aprobaron como su plataforma en el 2008, porque le han cogido miedo a la soberanía, admiten que el estatus necesita cambios y proponen una lista de peticiones para aumentar los poderes del ELA. Al mismo tiempo, el sector soberanista de ese partido habla de defender la libre asociación y ha pedido la cabeza del presidente por sus posturas. Éstos proponen una ruptura con la visión del pasado para alcanzar la soberanía plena. No están dispuestos a descartar la libre asociación como una opción consistente con el ELA mejorado. Pero aún han conseguido el apoyo del liderato actual. El Partido Popular nos tiene acostumbrados a estos cambios de posición. Cada vez que hay un avance en la discusión del tema del estatus, se enfrascan en un nuevo debate sobre la definición del ELA. Unas veces se inclinan hacia la unión permanente con los Estados Unidos y otras hacia la independencia. Unos hablan de autonomía y otros de soberanía. A veces se refieren a la soberanía nacional y otras veces a la soberanía del pueblo. Nunca hay consenso entre ellos mismos. No hablan claro porque no quieren aceptar la realidad. Lo que no le dicen al pueblo es que mucho de lo que piden pudieran conseguirlo a través de legislación federal. Piden que podamos escoger cuales leyes federales nos aplican, que se limite la jurisdicción del Tribunal Federal, que controlemos la inmigración y el sistema de aduanas, que podamos hacer tratados comerciales con otros países, que tengamos control de las aguas alrededor de Puerto Rico, que se nos exima de la Ley de Cabotaje y que la ciudadanía estadounidense sea permanente ¿Por qué nunca han radicado proyectos de ley en el Congreso a estos fines? Porque saben que nunca serían aprobados. Hay 435 representantes y 100 senadores, algunos de los que se cantan amigos de ellos, que pudieran someterlos. La mejor evidencia de que están soñando con pajaritos ‘preñaos’ es que ni un sólo congresista se ha prestado para ello. Es fácil prometer y presentar propuestas porque el papel aguanta todo lo que uno le ponga, pero a la hora de actuar, se quedan cortos. Los informes del Comité Interagencial de la Casa Blanca y de la Comisión de Recursos del Congreso han sido devastadores para las propuestas de mejorar el ELA. Y cada vez que hemos tenido proyectos de estatus en el Congreso, sus definiciones no han sido aceptadas. Por años, nos han hablado de un ELA mejorado, pero nunca han conseguido mejoras. Por el contrario, cada Comisionado Residente que han enviado a Washington pide que nos traten como un estado. La mejor manera de lograr que nos traten como un estado es serlo. El Estado Libre Asociado es sólo el nombre que lleva nuestro gobierno propio. Vivimos en un territorio americano que está sujeto a los poderes plenarios del Congreso. Es allá donde se aprueban las leyes que afectan nuestro diario vivir. Si los líderes del PPD están inconformes con este hecho, que pidan cambio. Si quieren cambiar las leyes que nos aplican, tienen 535 miembros del Congreso a quien le pueden pedir que las cambien. El que no lo hayan hecho habla por sí solo. La verdad les duele. Las cosas son como son y no como ellos quieren que sean. La realidad es que en este momento existen dos opciones. O nos quedamos como estamos, con las obvias limitaciones de crecimiento que tiene el ELA, o pedimos cambio. Si lo que quieren es que nos quedemos con el ELA, que le hablen claro a nuestro pueblo. Basta de engaños. Pero si quieren cambio, tienen que aceptar las opciones reales. No pueden troncharle las aspiraciones a los que son valientes, los que abrazan la estadidad y los que aspiran a la soberanía. Lo demás es un cuento.