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sábado, 10 de mayo de 2008

La cobardía - II

Image and video hosting by TinyPic Luis Dávila Colón En nuestra última columna analizamos la correlación que existe entre el crecimiento de votos del Partido Nuevo Progresista y los giros nacionalistas, antiamericanos y separatistas del Partido Popular. En nuestro análisis hemos ido probando lo siguiente: 1) El Partido Estadista ha crecido mayormente de votos estadolibristas. De un 12% en 1952 a un estancado 47% en el nuevo milenio. Ese estancamiento ha durado 4 décadas. 2) En sus 41 años de existencia, el PNP ha tenido el ideal de la estadidad estancado porque se ha dedicado a administrar y a "mejorar" la colonia y ha abandonado el curso y la agenda ideológica. Aunque la Palma ha ganado el poder completo en sólo 3 de las últimas 10 elecciones, los votos de la estadidad en el plebiscito del 1998 (728,157) fueron menos que los votos que recibió el PNP para la gobernación en las elecciones del 80, 84, 88, 92, 96, 00 y 04. De hecho, en el 98 la estadidad recibió apenas 2 de cada 3 votos del millón de papeletas obtenidas por Pedro Rosselló en 1996. 3) Lo que ha hecho crecer al PNP en términos dramáticos, ha sido precisamente cuando estando en minoría ha explotado y capitalizado los pujos separatistas de la Pava. Ejemplo: 68, 76, 76 y 92. Y por el contrario, ha perdido cuando ha querido correr estando en minoría para competir de igual a igual con quincalla electoralista y le ha cedido el espacio ideológico a la Pava: 72, 80, 84, 88, 96, 00, 04. Sigamos repasando la historia. La victoria compartida de 1968 se le borró al PNP en el 1972 cuando los 88,000 votos del Partido del Pueblo regresaron al PPD y le dieron a Rafael Hernández Colón una victoria de 85,000 votos en las elecciones del 72. Aún así, la diferencia entre estadistas y estadolibristas ya no era de 250 mil votos o 20%. Para aquella época, el PPD volvió a traquetear con el status sacando los embelecos del Pronunciamiento de Aguas Buenas (1970), La Nueva Tesis (1972) y El Nuevo Pacto (1973). El Rafaelismo también abandonó la propuesta del voto presidencial para seguir el giro soberanista. Carlos Romero Barceló, entonces alcalde de San Juan, le vio los tomates al perro y en la campaña del 76, le dio bien duro al tema del separatismo popular. Resultado: el PNP ganó y creció 150,000 votos de una elección a otra. Por primera vez, el PNP dominaba la Legislatura y el PPD no creció nada. En el 76, el PNP subía de 43% a 48% y el PPD bajaba de 51% a 45%. La cuña de la separación y de la soberanía volvió a costarle a los populares un ojo de la cara. Solo, el PPD ya no ganaba sin anexar votos nacionalistas. El próximo salto cualitativo y cuantitativo en el crecimiento de la Palma se dio en las elecciones del 92, en las cuales el PNP recibía 170,000 votos más que 8 años antes. Aquella primera gran "barrida azul" la armó Pedro Rosselló, precisamente explotando la cuña ideológica. Entre 1985 y 1991, el Partido Popular y RHC volvieron a adoptar un giro separatista y nacionalista. Durante ese período cristalizaron el ideal de la república asociada y su principal liderato fue adoptándolo. RHC adoptó la política de españolización y llegó a imponer el "Spanish only". El PPD aprobó La Enmienda Vizcarrondo, incrementó sus críticas soberanistas antiamericanas en la ONU y el proceso culminó en el Referéndum de la Alcapurria, o Ley de Derechos Democráticos, que terminó siendo el "Waterloo" de la Pava. Rosselló se montó en el poder, inspirado por el lema "Dile no a la separación" y el sorprendente triunfo del "No" en el 1991 por una ventaja de más de 101,000 votos. PRG logró armar una coalición de penepés y de estadolibristas pro americanos escandalizados por la exclusión del inglés como idioma oficial, los $35 millones del Pabellón de Sevilla, los abusos de la tercera ronda del Cerro Maravilla, etc. Aquella victoria en contra de la separación, sentó las bases para los triunfos de Rosselló en el 92 y 96. Aunque no lo admita hoy en día, Rosselló le atrajo al PNP unos 100,000 estadolibristas que se sintieron cómodos con su promesa de separar el status en plebiscitos segregados de las elecciones, la política de fortalecer el inglés y el bilingüismo y sus incuestionables logros económicos de los primeros años. Desafortunadamente, Rosselló no hizo nada por atar permanente e ideológicamente esos electores a la estadidad. Por esa razón cuando afloraron los problemas de la corrupción, la venta de la Telefónica, la guerra con la familia Ferré-Rangel y el plebiscito a la trágala, esos electores abandonaron al PNP y votaron por "ninguna de las anteriores" en el plebiscito del 98. Las ganancias y los avances del 90 se hacían sal y agua. Esos votos que regresaron a la Pava con una Sila Calderón que apoyaba el inmovilismo y que prometía villas y castillas, volvieron a revalidar PPD en el año 2004 con otro voto castigo contra Rosselló, la corrupción y el cuco del impuesto de ventas (IVU) que hábilmente Acevedo Vilá ató al "afán estadista" y al otro cuco del "territorio incorporado". La elección del 2004 es otro ejemplo donde el PPD plebiscitó la campaña hacia la izquierda, logró vaciar el PIP para subsanar su déficit estructural y el PNP no corrió campaña ideológica creíble porque, con excepción de Vieques, Sila no le dio mucho margen, o la creatividad de los publicistas estadistas no pudo articular un buen mensaje de los peligros del separatismo popular. El PPD había sentado las bases ideológicas que le montó la coalición de izquierda con el ningunismo del 98, con la histeria de Vieques y la diabolización de todo lo estadista. El anterior repaso histórico debe jamaquear la resistencia del PNP en no atar el problema económico a las políticas separatistas vigentes, su miedo a no querer tocar el asunto del status y a no enfrentar al PPD con su postura antiamericana, soberanista y separatista. No hacerlo, es ignorar probablemente el segundo tema de mayor importancia en esta elección detrás de la economía y el costo de la vida. No hacerlo, es dejarle el campo abierto a AAV para que polarice a su antojo la elección diciendo, como ya ha dicho, que Fortuño y el PNP representan la destrucción de la nacionalidad y de lo puertorriqueño. Hay otra razón adicional por la cual el tema de la separación es un imperativo categórico vital. La campaña de "write-in" de Rosselló representa una sangría de al menos 100,000 votos estadistas para el PNP. Exodo que pudiera mitigarse si esos electores estuvieran conscientes del extremo peligro del separatismo popular. Sin duda alguna, para los estadistas ésta es la elección de las maletas. Por otro lado, la única manera que el PNP puede reponer con creces los rossellistas es precisamente capturando ideológicamente los populares pro americanos y convenciéndolos que el único partido unionista es el PNP. Mientras la Pava pesque en la limitada pecera de rendimiento decreciente del PIP, el PNP puede pescar en un océano de medio millón de votos populares, horrorizados con la experiencia traumática de 8 años. Lección magistral: de los cobardes no se ha escrito nada...

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