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jueves, 25 de junio de 2009

La ceguera de Serrano, Velázquez y Gutiérrez

Image and video hosting by TinyPic El Vocero Maurice Ferré Me intrigo el discurso del Secretario de Estado de Puerto Rico en el National Puerto Rican Coalition Policy Summitt en Washington el 28 de marzo. Kenneth McClintock, que anteriormente sirvió como Presidente del Senado, dijo en su discurso que Puerto Rico, a pesar de tener una población, entre la Isla y el continente, de más de ocho millones de ciudadanos, tenemos menos congresistas y hemos tenido menos embajadores (de EE. UU.) que los cubanoamericanos, que en su mayoría llegaron a Estados Unidos hace solo 50 años. En el Congreso, además del Senador Mel Martínez, hoy hay tres congresistas cubanoamericanos de Miami y uno de Nueva Jersey. Asimismo, los cubanoamericanos han producido dos miembros del gabinete del gobierno presidencial. La pregunta mía es ¿por qué? Mi opinión es que los tres congresistas nuestros ahora en el Congreso José Serrano, Nydia Velázquez y Luis Gutiérrez son residentes de la ciudad imaginaria de Macondo, ilusos. Lo de ilusos les llega legítimamente, les llega de la metáfora muñocista. Estamos al fin de la ilusión muñocista. En el 2005, en un diario de Miami, yo escribí: “Muñoz era un intelectual, fue un gran político, el mejor Gobernador en la historia de Puerto Rico, un paladín de la democracia, hombre de decencia, un caudillo honrado y dedicado al bien público, pero ante todo, Muñoz fue un poeta. “Poetizó la política y politizó la poesía.” Muñoz nunca pudo deshacerse de la metáfora, a tal punto que su más grande legado fue la conversión del Vate (como le decían al poeta) a una metáfora. Es más, su influencia ha sido tan grande, que hipnotizó al pueblo puertorriqueño por más de medio siglo.” “La metáfora muñocista, que la nación puertorriqueña es una patria-pueblo, vive hoy en la conciencia puertorriqueña. He aquí la confusión.” “Jesús hablaba en parábolas. Gabriel García Márquez habla en hipérbole, usando figuras alegóricas. La metáfora es en su condición semiótica similar a la parábola, a la hipérbole, a la alegoría; es una estructura figurativa necesaria para todo poeta. El problema de la metáfora como instrumento de política, de gobernación y de identidad, es precisamente que se desvía fácilmente a la parábola, hipérbole y a la alegoría. Y así pasó con Muñoz. Y así pasó con Puerto Rico. Puerto Rico salió del marco real y se convirtió en una metáfora.” “El Profesor García Passalacqua lo llama metáfora cognoscitiva, la construcción metafórica de la historia, el entrado explicativo de la historia épica. Muñoz trató de crear una épica puertorriqueña: Ulises, La Ilíada, el Cid Campeador, la Chanson de Roland. Obra importante la de Muñoz, pero terminó mal, terminó como una metáfora mixta, es decir contradictoria, no cognoscitiva.” Y es que nuestros congresistas, los tres, Serrano, Velázquez y Gutiérrez fueron producto de la metáfora Muñocista y aún viven hipnotizados, no ven la realidad actual de Puerto Rico. Vaticino que cuando se celebre el segundo plebiscito sobre el status político en el 2011, y más del 80% de los ciudadanos estadounidenses puertorriqueños, de aquí y de allá, voten a favor de la estadidad, los hoy ciegos verán nuevamente. Y serán los congresistas Serrano y Gutiérrez, en unísono con el Senador Bob Menéndez, ahora ferviente seguidor del Estado Libre Asociado, que se convertirán en los abanderados del Estado 51. No hay nadie más papista que los recién convertidos a la religión Católica, dice el refrán. Muñoz y los tres actuales congresistas boricuas, tenían razón en algo importante. Y lo veremos recalcado en la confirmación por el Senado de EE. UU. del nombramiento de la Jueza Sonia Sotomayor a la Corte Suprema, cuyas vistas en el Senado comienzan a mediados de julio. Los norteamericanos lo llaman “identity politics”. Nosotros lo llamamos “nacionalidad cultural”. Lo que ha cambiado es que por vez primera, podría aceptar el Congreso (a regañadientes) el concepto de Estado Hispano. Digo a regañadientes, porque el Congreso no aceptará fácilmente la estadidad de Puerto Rico. La resistencia a la estadidad de Alaska, que casi no tenía controversia, fue feroz y duró casi tres años de resistencia en el Congreso. La oposición a Alaska vino mayormente del sur y de los republicanos. Otra vez será igual, pero con factores distintos. Gracias a la obra del entonces Comisionado Residente Luis Fortuño, republicano, ahora el Comisionado Residente Pedro Pierluisi en su Puerto Rico Democracy Act 2009 H.R. 2499, tendrá 150 co auspiciadores, de los cuales 50 serán republicanos. Pinta bien. Muñoz dijo que la ciudadanía estadounidense en nada nos quitaba la puertorriqueñidad. Pues, si eso es cierto, sigue que tampoco la Estadidad Hispana minimizará nuestra cultura nacional. Es decir, si el Congreso acepta que Puerto Rico es una nación y la acepta no obstante como un estado federado de EE. UU., entonces Puerto Rico, como Cataluña, podrá aceptar la ciudadanía de otra nación, sin disminuir su autoestima. Esto lo comprende inherentemente el Congresista Luis Gutiérrez (D. Chicago) pues lo ha demostrado con su amplitud como campeón en el Congreso de la reforma migratoria de EE. UU. El Congresista José Serrano lo vió, aunque no muy claramente, pues fue co auspiciador con Fortuño del H.R. 900 del último Congreso (110). El Puerto Rico Democracy Act – 2008 fue casi idéntico al actual. Serrano obviamente les teme ahora a los colonialistas de su distrito que aún viven la metáfora moribunda del Partido Popular de Puerto Rico. Lo de la Congresista Nydia Velázquez solo lo puede explicar mi buen amigo de infancia del Colegio Ponceño, y su mentor político, Rafael Hernández Colón, ex Gobernador de Puerto Rico. Para mí no tiene explicación racional la histeria colonialista de la Congresista Velázquez. Pero, la historia habla. Tanto EE. UU. como Puerto Rico han evolucionado. Ahí tenemos al primer presidente negro de Estados Unidos. Si soberanistas insignes como el Profesor Juan Manuel García Passalacqua, ex Asistente de Don Luis Muñoz Marín; el ex Senador Popular, Marco Rigau y Néstor Duprey, ex Secretario del Partido Popular Democrático y extraordinario expositor y apologista muñocista, pueden apoyar el H.R. 2499 abiertamente, porque no nuestros tres congresistas. Quien hubiera creído posible a un García Passalacqua aceptando el Estado 51 en español, a lo criollo. Ahí lo tienen. ¡Más claro no canta un gallo!