El Nuevo Dia José A. Delgado La inclinación del comisionado residente en Washington, Pedro Pierluisi, a retomar, por tercera sesión legislativa consecutiva, un proyecto de status como el 900, que propuso un referéndum "territorio sí o no", puede significarle un reto al gobierno del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama. La clase política local ya tiene prácticamente tomada su decisión en torno a esa propuesta: el PNP, evidentemente, adora la idea; el PPD se inclina a rechazarla; al PIP le parece lógico que sea revivida y fácil de echar hacia delante en la Cámara baja; y el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH)ha hecho claro, anteriormente, que la considera una ofensa al pueblo puertorriqueño. ¿Y el gobierno de Barack Obama? Obama ha hablado de respetar el derecho a la libre determinación de Puerto Rico, de consultar a "todos los grupos"de la Isla y de incluir como alternativas futuras las tres propuestas tradicionales: estadidad, independencia y el actual status, comúnmente descrito como Estado Libre Asociado. Su compromiso de permitirle a Puerto Rico resolver el status político este cuatrienio pudiera cumplirse con sólo apoyar una consulta de status. Pero – y se me quedó mencionarlo en el blog anterior-, Obama también indicó, en la víspera de la primaria presidencial demócrata de junio pasado en Puerto Rico y como parte de un artículo de opinión que publicó en El Nuevo Día-, que cualquier proceso de status debería partir del consenso. Una nueva versión de un proyecto destinado a consultar a la Isla en torno a si quiere o no mantener el actual status, le supone la encrucijada de si apoyará una propuesta que surge directamente del primer informe del grupo interagencial de la Casa Blanca del republicano George W. Bush, un documento que antes ha criticado. "Rechazo la afirmación en informes presentados por el ‘task force’ del Presidente, el 22 de diciembre de 2005 y el 21 de diciembre de 2007, de que la soberanía sobre Puerto Rico puede ser unilateralmente transferida por los Estados Unidos a un país extranjero, y de que la ciudadanía estadounidense de los puertorriqueños no está constitucionalmente garantizada", indicó Obama en la carta enviada al entonces gobernador Aníbal Acevedo Vilá el 12 de febrero de 2008. En esa misiva, Obama no hace alusión a las recomendaciones procesales de Bush: un primer referéndum territorio sí o no, seguido por una posible segunda consulta entre la estadidad o la soberanía política de la Isla. Pero, si Pierluisi y el PNP finalmente deciden revivir el concepto del proyecto 900 que se debatió en la Cámara de Representantes durante los pasados dos años la Casa Blanca de Obama tendrá que decidir si valida o no las recomendaciones de su antecesor. ¿Cómo lidiará Obama con este asunto? Habrá que esperar por los detalles de la legislación de Pierluisi – que quizá no se conozcan hasta marzo-, para comenzar a analizar como la Casa Blanca de Obama desarrolla las destrezas necesarias para enfrentarse a un tema al que siempre le salen largas y filosas espinas.
sábado, 10 de enero de 2009
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