Por: Carlos A. Colón De Armas Profesor de Finanzas de la UPR Durante los últimos meses, el precio del petróleo ha aumentado súbitamente. Por ejemplo, de acuerdo con el Departamento de Energía de los Estados Unidos (www.eia.doe.gov), a finales de junio del año 2007 el precio del petróleo estaba en $70.47 por barril. Alrededor de doce meses más tarde, el 14 de julio de 2008, el precio por barril del crudo alcanzó la cifra de $145.16, su nivel más alto en la historia. Esto representó un aumento en el precio del barril de petróleo de más de 100% en prácticamente un año. Esos cambios abruptos en el precio del petróleo han acaparado los titulares de las noticias relacionadas con economía durante ese tiempo. Tal ha sido la prominencia que se le ha dado a los vaivenes en el precio del llamado “oro negro” que se ha creado la impresión de que el aumento en el precio del petróleo es la causa de los problemas por los que atraviesa la economía de Puerto Rico. Nada más lejos de la verdad. Cuando se analiza con más detenimiento, vemos que nuestros problemas económicos datan de mucho antes de que comenzaran los espirales en el precio del crudo. Por lo tanto, no puede atribuírsele al aumento en el precio del petróleo la responsabilidad por problemas que le precedieron. Veamos los datos pertinentes. De acuerdo con la Junta de Planificación de Puerto Rico, durante la década actual Puerto Rico ha atravesado por dos períodos recesionarios. El primero ocurrió durante los años 2001 y 2002 y duró 13 meses. El segundo período recesionario comenzó en febrero de 2006 y, luego de 30 meses, todavía no ha terminado. Cuando analizamos el mercado de petróleo, sin embargo, notamos que el precio del barril de petróleo bajó de $30.38 en el año 2000 a $25.98 en el año 2001. Esto representa una reducción de alrededor de 14.5% en el precio del petróleo durante el año 2001. Durante el año 2002, el precio del barril de petróleo ascendió a $26.18, lo cual indica un aumento de sólo $0.20. A base de estos números, parece lógico concluir que el precio del petróleo no fue la causa de la recesión que sufrió la Isla durante los años 2001 y 2002. Entre los años 2002 y 2006, previo al comienzo de la segunda recesión que admite la Junta de Planificación en esta década, el precio del petróleo aumentó, en promedio, a razón de 25% por año, hasta alcanzar la cifra de $66.05 por barril en el año 2006. Ese aumento promedio anual representa sólo una fracción del incremento en exceso de 100% que ha experimentado el precio del barril de petróleo durante los últimos doce meses. Por lo tanto, si la recesión por la cual atraviesa actualmente Puerto Rico comenzó en febrero de 2006, o sea, mucho antes de los aumentos vertiginosos en el precio del petróleo que ocurrieron a partir de mediados del año 2007, tampoco parece lógico concluir que el aumento en el precio del petróleo haya sido la causa de la actual recesión. De lo contrario, la recesión estaría comenzando ahora, lo cual dista mucho de nuestra realidad. Desde luego, los aumentos en el precio del petróleo han ocurrido a través de todo el mundo. Por lo tanto, Puerto Rico no ha sido el único lugar que ha tenido que lidiar con el alza en el precio del crudo. Si los incrementos en el precio del petróleo fueran la causa para la recesión, parecería lógico concluir que no sólo Puerto Rico, sino el resto de los países del mundo, estarían en recesión. Una mirada a los datos disponibles que provee el Fondo Monetario Internacional, sin embargo, nos demuestra que ese no ha sido el caso. Mientras Puerto Rico viene padeciendo una recesión desde febrero de 2006, el mundo entero ha experimentado un crecimiento económico de alrededor de 5% durante los años 2006 y 2007. Distintas regiones, como por ejemplo África, el Medio Oriente y nuestro propio Hemisferio Occidental, han crecido a un ritmo todavía más acelerado durante el mismo período de tiempo. Sólo la Unión Europea ha experimentado un crecimiento menor de alrededor de 3% el cual, aunque se encuentra por debajo del crecimiento de otras regiones, ha sido mucho más robusto que el nuestro, que ha estado en negativo. Lo mismo se observa cuando examinamos países individuales, pues nuestros propios vecinos y algunos países que tradicionalmente se han visto como competidores de Puerto Rico, han visto sus economías crecer a la vez que nuestra Isla ha estado inmersa en el marasmo económico. A manera de ejemplo, durante los años 2006 y 2007, mientras en Puerto Rico hemos visto nuestra economía retroceder, la República Dominicana ha estado expandiendo la suya a razón de 10.73% y 8.50%, respectivamente. Lo mismo ha sucedido en Panamá y Perú, los cuales han experimentado crecimientos económicos similares durante los mismos años. A su vez, países como Singapur, Colombia, Costa Rica, Irlanda, Chile, Bolivia, Nicaragua e, incluso, Haití también han visto sus economías expandirse, aunque no tan aceleradamente, a la vez que la nuestra se ha contraído. La propia economía de los Estados Unidos, que ha atravesado por momentos difíciles durante los últimos meses, ha crecido a un ritmo mayor del 2% durante los últimos dos años, demostrando que nuestra actual recesión ha ocurrido a la misma vez que la economía nacional de los EE.UU. ha estado atravesando por un período expansionario. En resumen, nuestros problemas económicos no tienen su génesis en los vaivenes de los mercados de petróleo. De haber sido ése el caso, nuestra actual recesión hubiese comenzado más recientemente. Además, si la misma hubiese sido causada por los aumentos en el precio del crudo, el resto del mundo hubiese estado en recesión también, lo cual no ha ocurrido. Nuestra recesión actual es un fenómeno puramente local. Es por eso que se le ha llamado la “recesión criolla”. Esta recesión tiene sus orígenes en las políticas que implantó la actual administración para tratar de remediar los problemas en el sector público a costa de agravar el sector privado y el clima de hacer negocios en la Isla. Esto se hizo, en gran medida, por la conveniencia política de querer mantener en Puerto Rico un modelo económico centrado en el gobierno mientras el resto del mundo gira en la otra dirección. Hasta que en Puerto Rico no cambiemos el curso de acción y transformemos nuestro modelo económico hacia uno donde el gobierno juegue un papel secundario, la luz al final del túnel seguirá siendo un tren que nos viene “pa’ encima”.
martes, 26 de agosto de 2008
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