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lunes, 4 de mayo de 2009

La peticion tiene que nacer en Puerto Rico

Image and video hosting by TinyPic El Status Quo no puede continuar El Vocero Maurice Ferré (I Parte) El Comisionado Residente de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, anunció en un artículo en el Vocero del 7 de abril, que para mediados de mayo iba a introducir un proyecto de ley en la Cámara del Congreso número 111, que auspiciaría un plebiscito siguiendo la dirección propuesta por el Informe del Comité Presidencial sobre el Status de Puerto Rico del 2005, que proponía dos plebiscitos, el primero exponiendo la continuación o no del Estado Libre Asociado actual. Yo, como muchos puertorriqueños, llevo años persiguiendo el fin de la estadidad federada para Puerto Rico. Mi obra ha sido en Florida y Puerto Rico, pero también en Nueva York, Chicago, Connecticut, Boston y especialmente en Washington. En este peregrinaje sigo el ejemplo, aún vivo, de mi tío, Luis A. Ferré, y de mis raíces puertorriqueñas. Nací en Ponce, de padres puertorriqueños, ambos, y por parte de mi abuela paterna, puertorriqueños desde el 1680 cuando Josep Aguayo del Rey llegó a San Juan, oriundo de Priego de Córdoba, España y contrajo matrimonio en la Isla. Con la pobre situación económica, financiera, social, presupuestaria, insolvente, con alta criminalidad, Puerto Rico no resiste más. Sí, hace falta un buen gobierno, y ya lo tiene Puerto Rico. Tenemos grandes esperanzas en Luis Fortuño y una legislatura sólidamente estadista. Pero, por más dinero que llegue de Washington, $5.2 Billones del Stimulus Package, paridad en Medicaid, y tantos billones más, por mejor administrados, no enderezará el mal camino que lleva Puerto Rico. El desastre de Puerto Rico viene creándose desde hace décadas, es endémico y en su base, es un pesar moral. El compás moral de la Isla del Encanto lleva desviado por generaciones. Cuando recién leí que la mitad de los partos en Puerto Rico son por cesáreas, me asombré. Esto es un record proporcional en Estados Unidos. De 46,636 nacimientos en el 2007 en la Isla, el 49.2% fueron por cesáreas. Ya en EE. UU. las cesáreas llegan a un escandaloso 32%. En gran parte, el alto uso de nacimientos por cesárea en la Isla se debe a que el 60% de los partos son inducidos. Como sea, por el factor tiempo, comodidad de la madre y/o del médico, es simbólico de una mentalidad de acomodo a lo más fácil, aunque no sea lo mejor. Esto sigue el patrón del mantengo, del no trabajar, de la economía informal, del no pagar impuestos a Hacienda, del alto consumo de drogas ilegales, de la inseguridad personal y tantos otros males que afligen al Puerto Rico de hoy, plenamente visibles en la calle y en las numerosas estadísticas oficiales, espeluznantes. Mi amigo el Profesor Tony Maingot, Sociólogo distinguido de la Florida International University, me escribió que admiraba mi tenacidad de luchar en dos frentes, uno en Puerto Rico y el otro en Washington. En la estima del Profesor Maingot, era imposible sobrevivir en estos dos frentes simultáneamente. Está equivocado ese gran sociólogo, casi puertorriqueño. Ya la mayoría de los votantes de Puerto Rico quieren la estadidad. Lo del Congreso sí es un hueso muy duro de roer, pero se puede lograr. Pero requiere la voluntad y el empeño de Puerto Rico. Veamos. Lo de Pierluisi en este mayo, como el H.R. 900 de Luis Fortuño en el Congreso 110, comienza natimuerto. En la Cámara, Pierluisi tendrá éxito. Se colgará en el Senado de Washington, como siempre. La única salvación es una alternativa local. Esto sería un plebiscito, como los del pasado, en y de Puerto Rico. A favor de Pierluisi y su proyecto en la Cámara Federal están su habilidad, optimismo y vitalidad, y muchos amigos de la estadidad en Washington. En contra de la estadidad está el gran obstáculo que será el Senador Robert Menéndez, ferviente opositor de la estadidad y amigo de Aníbal Acevedo Vilá. Con la absolución por el Tribunal Federal de Aníbal Acevedo Vilá, será difícil cambiar la opinión de Menéndez. Las reglas del Senado, distintas a las de la Cámara, le dan a un senador persistente, el poder de obstaculizar cualquier proyecto de ley. Por eso, en el pasado, todos los proyectos sobre el Status político de Puerto Rico, han muerto en el Senado norteamericano. Pero hay más: Con Cuba siendo el interés mayor en Washington en a la 5ª Cumbre de Las Americas en Trinidad el pasado 17 de abril, Puerto Rico no compite. Con la posible reintegración de Cuba a la OEA, ya todos los 32 países del hemisferio, menos EE. UU., han reconocido al gobierno de los Castro, la oposición interamericana a la estadidad de Puerto Rico aumentará, alentada por los partidos Social Demócratas, y la izquierda, liderada por Venezuela. Sin embargo, lo de Cuba es secundario en el Congreso al empuje de un nuevo acuerdo propuesto sobre inmigración por la Administración Obama. A sorpresa de todos, Casa Blanca anunció esta nueva prioridad para debate nacional este mayo, incluyendo una fórmula para que los indocumentados en EE. UU., los 12 millones o más, tengan un camino para reclamar la ciudadanía estadounidense. Los indocumentados, mayormente mejicanos y centroamericanos, en EE. UU. son una población tres veces la populación de Puerto Rico. El sentimiento republicano y de derecha anti inmígrate de EE. UU. (léase anti hispano), estará al rojo vivo este año. La Asociación Nacional de Latinos Electos y Designados (NALEO) recién anunció que de los 1,046,539 nuevos ciudadanos estadounidenses naturalizados en el año fiscal que terminó en septiembre del 2008, los de origen latino eran 461,317. Ya para el año que viene los hispanos pasarán a más de la mitad de los nuevos norteamericanos. Esto compagina con la información del censo que en las escuelas públicas de EE. UU., en edades menor a los diez años, el 25 por ciento de los estudiantes son latinos y que para el 2042 la población hispana de EE. UU. será de 100 millones, una cuarta parte de la nación norteamericana. Con este bombardeo diario de información de la latinización de Estados Unidos, el English First se pasó de histeria. Si esto sigue así, el Congresista racista Tom Tancredo será el candidato presidencial Republicano para el 2012. Como líder de Casa Blanca para el proyecto de ley de reforma inmigratoria de Obama estará la Sra. Cecilia Muñoz, Asistenta Adjunta al Presidente, y Directora de Asuntos Intergubernamentales en Casa Blanca (véase primera página del NY Times del 9 de abril). A su lado estará el Representante Luis Gutiérrez, demócrata puertorriqueño de Chicago y el Senador Robert Menéndez, demócrata de New Jersey. Los dos, contrarios a la estadidad de Puerto Rico. Si el Presidente Obama logra una ley inmigratoria tan liberal, EE. UU. nuevamente será un país fuertemente dividido en relación al avance latino en EE.UU. Los puntos antes indicados auguran mal en este Congreso para la causa de la estadidad de Puerto Rico. El ambiente negativo no auspiciará la obra de Pierluisi, ya titánica de por sí. En el próximo artículo, elaboraré en el tema principal de este ensayo, que cualquier plebiscito sobre el status tiene que originarse en Puerto Rico. Y si ganase la estadidad, la petición al Congreso tiene que ser por el Plan Tenesí. ----------------------------------------------------------------------------- Un nuevo plebiscito criollo para Puerto Rico El Vocero Maurice A. Ferré (II Parte) En el anterior artículo expuse por qué no creo que resultará una resolución plebiscitaria por más bien que le vaya al Comisionado Residente, Pedro Pierluisi, en la Cámara del Congreso de Estados Unidos. La posibilidad de éxito para el proyecto de ley de Pierluisi es bien remota en el 2009. Luego, en el 2010 viene la batalla partidista por el control del Congreso. Una pequeña ventana en el 2011 y ya empieza la contienda para la presidencia en el 2012. Los enemigos de la estadidad saben todo lo que he expuesto en este ensayo. Su táctica y su estrategia, ha sido y será: posponer. Así ha sobrevivido y sobrevive el estatus quo, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, el sistema colonial que ha regido por más de medio siglo. La única salida que tiene Luis Fortuño y el movimiento estadista, dada la actual incertidumbre del Congreso en Washington, es un referéndum puertorriqueño, como lo proponen la Presidente de la Cámara, Jennifer González y el Presidente del Senado Tomas Rivera Schatz. Creo que a pesar de un mal comienzo, en cuanto al plebiscito, por Luis Fortuño en el Congreso penúltimo (el 109), su obra al final fue efectiva. Dije mal comienzo, porque el liderazgo del PNP insistió en un proyecto de ley completo, con todos los detalles, paso a paso, de cómo llegar a la estadidad. El Senador Mel Martínez (R. Florida) y el Senador Ken Salazar (D. Colorado) modificaron sustancialmente el Puerto Rico Democracy Act, pero tampoco llegó a nada. En el último Congreso (el 110), con el apoyo flojo del Presidente George W. Bush (y la oposición tras bambalinas de Karl Rove, el jefe político de Casa Blanca, debido a su amistad con el cabildero de Puerto Rico, Charlie Black, que se ganaba $1.2 millones anuales), Fortuño sí prosperó en su proyecto de ley. Terminó con un rediseño en comité, que aguó el proyecto de ley aún más. Pero pasó comité unánimemente. Entonces, por influencia mayormente de la Congresista Nydia Velázquez, la Speaker Nancy Pelosi engavetó el proyecto de ley del plebiscito y ahí murió. Todo esto ha seguido madurando y en este Congreso (el 111), bajo la dirección de Pedro Pierluisi podría llegar al markup antes de septiembre del 2009. Esta vez, la Presidente de la Cámara, Nancy Pelosi, sí permitiría el voto en el pleno y ahí tendría la mayoría. Pero como he comentado en múltiples ocasiones, el futuro proyecto de ley Pierluisi-Serrano no prosperará en el Senado. Entonces pasaría del escenario de Washington a Puerto Rico, pero se perdería un año crucial. Considero que la única salida al dilema del estanque en Washington sería un plebiscito puertorriqueño, tal como logró la estadidad el penúltimo estado, el 49, Alaska, en el 1958. Siguiendo el ejemplo del Estado de Tenesí en el 1796, y seis estados que le siguieron. Alaska optó ser el octavo que autoproclamaba su condición política como estado. Los ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico, incorporados o no, tienen el mismo derecho a proclamarse un estado. Puerto Rico tendría la misma oposición que tuvo Alaska, los sureños y el partido Republicano. Tomó dos años de lucha, pero Alaska prevaleció. Si Puerto Rico así lo quiere, en su gran mayoría, también prevalecerá. Especialmente en los Estados Unidos del 2013 en adelante, en donde el voto hispano podría decidir elecciones presidenciales en estados como Florida, Colorado, Nuevo Méjico, Arizona y Nevada. A mediados de los años 1970 José Luis González, el gran sociólogo puertorriqueño, regresó a la Isla después de su autoexilio de treinta años. Sus impresiones están bien documentadas en su libro, “Regreso al país de cuatro pisos” y en los múltiples artículos de Juan Manuel Gracia Passalacqua. Después de un coloquio en el Colegio de Abogados, a sugerencia mía, visitamos al historiador cubano Levi Marrero. Estaban presentes González, García Passalacqua, Manuel Maldonado Denis, Guillermo Baralt y yo. Al cabo de casi diez horas de diálogo, una de las conclusiones para mí fue que los “otros” para Puerto Rico siempre habían sido los libertadores. Puerto Rico históricamente rechazó a Simón Bolívar y rechazó a la gesta libertadora cubana. La única gestión política en el 2009-2012 que se aceptará en Puerto Rico tiene que ser de, por y para los puertorriqueños. En artículos anteriores he concluido, igual que Juan Manuel García Passalacqua, que la única estadidad aceptable para Puerto Rico sería la de un estado hispano. En estos momentos eso no sería aceptable a la mayoría en el Congreso. Pero, si se origina la petición bajo el Plan Tenesí, anteriormente explicado, tendría una constitución estatal escrita en Puerto Rico y más importante adoptada por los votantes de la Isla. Para los que proclaman que la victoria en el 2008 del Gobernador Luis Fortuño, con más de un millón de votos, no era plebiscitaria, recuerden que también ganó el PNP más del 60% de los municipios y de ambas cámaras legislativas. Todas las encuestas públicas arrojan la preferencia estadista por mucho más del 50% del electorado. En los últimos cincuenta años Gran Bretaña en dos ocasiones ha rechazado la tesis de la disposición territorial. La primera fue con Argentina y las Faulkland Islands (Las Malvinas) y la segunda con Gibraltar. Lo que ganó, y sigue vigente, fue el consentimiento de los gobernados. Así será en lo de Puerto Rico y el Congreso. Consiguientemente el proceso de desterritorización (léase descolonización) tiene que originarse en Puerto Rico. La primera pregunta plebiscitaria (referéndum) tiene que ser sobre la satisfacción de los votantes con el actual Estado Libre Asociado. Si gana el cambio, la segunda pregunta tiene que ser entre la estadidad federada y la República (con probable asociación a EE.UU.). Si gana la estadidad hay que discutir, debatir, redactar y ratificar una constitución y elegir dos senadores y seis representantes federales. Todo esto antes de noviembre 2012. Por esto también no hay tiempo para esperar que Pierluisi tenga éxito antes de marzo del 2010. Es comprensible la declaración hecha la semana ante pasada por el Comisionado Residente que lo del estatus tardara más de cuatro años. El problema es que Puerto Rico no puede esperar más para resolver su estatus político y el desastre económico de la Isla. Si en un tiempo razonable el Congreso rechazara o ignorara la justa y legal petición de la gran mayoría de los votantes de Puerto Rico pidiendo la estadidad federada, yo, como muchos estadistas en la Isla y el continente, reconocería que EE. UU. no ha evolucionado lo suficiente para aceptar un estado hispano. Entonces yo, y muchos estadistas más, apoyaríamos la República Asociada. Luego, tendrían que esperar nuestros hijos hasta el 2042, cuando EE. UU. tendría una población de 100 millones de hispanos y como la República de Tejas, peticionarán la estadidad de afuera, cuando Washington aceptaría un estado hispano. Pero Puerto Rico aún tendría 3 millones de ciudadanos estadounidenses (o lo que fuera) en el 2042. Yo estoy convencido, así como estaba mi tío Luis A. Ferré (QPD), de que Puerto Rico llegará a ser el primer estado hispano de Estados Unidos. Depende mayormente de la voluntad de Puerto Rico, la voluntad de los gobernados. Vivimos en tiempos turbulentos, tiempos de crisis, tiempos de decisión, tiempos de envergadura y tesón. Tiempos que requieren liderato, constancia, visión y valentía. ¡Adelante Luis Fortuño!

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